La experiencia petrolera noruega se remonta a finales en 1969 con el hallazgo de un yacimiento en el campo Ekofisk, en el Mar del Norte.
Es conocida comúnmente bajo el concepto de 'contenidos locales' y reconoce dos etapas bien diferenciadas.
La 'norueganización' fue prioridad hasta finales de los '80: Noruega se impuso la meta de "conquistar todos los campos involucrados en la tarea de producir petróleo". A partir de los '90 y con el cambio de época, hubo un giro, tanto en la política noruega como en las estrategias de las propias compañías.
Aunque también se conservaron elementos propios de la etapa más proteccionista, empresas y proveedores decidieron internacionalizar sus actividades "y las fronteras entre lo público y lo privado se hicieron más difusas".
En esos años hubo una reconversión de la industria proveedora local, que avanzó hacia el campo tecnológico. "Una parte significativa de la tecnología necesaria para extraer petróleo y gas estuvo (y está) en la industria de proveedores noruegos", dice Ryggvik. Si bien este giro redujo la participación noruega en la creación de riqueza, en 2009 la industria petrolera de servicios representaba el 29% del total de los ingresos por exportaciones, sin incluir petróleo y gas.
¿Se puede replicar el modelo en la Argentina, que ya tiene un largo recorrido en la industria petrolera?
Hay diferencias. Por empezar, la explotación offshore es de las que más inversiones demandan, más incluso que la de hidrocarburos no convencionales, como Vaca Muerta. Y su producción es mucho más importante: una canilla abierta al máximo frente a un hilito de agua. Igual, hay lecciones para aprender.
Dante Sica, director de la consultora abeceb, asegura que si bien la Argentina tiene una base industrial importante, "está desactualizada". "Diez años de crecimiento no mejoraron la integración", dice Sica, aunque anticipa la llegada de nuevas olas de inversión con la industria del shale. "Ya se está desarrollando un sector vinculado a los servicios en la región, pero se necesita más inversión en bienes de capital. La extracción no convencional demanda equipamientos, logística, tecnología. Hay que consolidar el aparato industrial y tecnológico de la Argentina para enfrentar esta oportunidad brutal".
El economista Nicolás Gadano, especialista en la industria de los hidrocarburos, advierte que ya hubo experiencias de apoyo a proveedores, pero que han sido "verdaderas transferencias de renta a otros sectores". Aunque cree que puede tenderse a una integración, no por la vía de subsidios o reducción de costos, "sino por la de la previsibilidad". Gadano es un admirador de la experiencia noruega en todas sus facetas y cree que la Argentina debe aprovechar su potencial tecnológico y científico en la industria de los hidrocarburos. "El shale es una actividad de aprendizaje. Se puede avanzar en esquemas nuevos, nuevos procedimientos, patentes y arrastrar a empresas de tecnología y proveedores a Vaca Muerta".
El trabajo de los noruegos aborda cuestiones vinculadas a las regalías, ingresos, competencia, regulaciones y subsidios por las que pasó y pasa la industria petrolera. Pero también habla de su futuro.
El debate actual está orientado hacia la política de inversiones en momentos en que está declinando la producción. "Noruega tiene un colchón para enfrentar un proceso de transición", dice el estudio: el fondo de inversión más grande del mundo, proveniente de los ingresos petroleros, que acumula un valor de más de 800 mil millones de dólares con inversiones en más de 8.000 compañías de unos 80 países y un rendimiento de 5,7% anual.
Se puede seguir el contador en www.nbim.no.
Impresionante.
Fuente. El Cronista
---