Dicen algunos que nació al oeste de los Andes en Llaima, en el Ngulu Mapu, pero otros aseguran que nació en Cólico (cerca de Pitrufquén), siempre en el actual territorio chileno. La fecha de nacimiento exacta es desconocida.
Calfucurá era huiliche, pueblo asimilado siglos atrás por sus vecinos mapuche, es decir que se encontraba totalmente «araucanizado».
Fue traído a las pampas por un llamado de Juan Manuel de Rosas cerca de 1830 para ayudarle a combatir contra los ranqueles. Pero Calfucurá no ataca a los ranqueles sino que masacra a otro grupo de indios chilenos recién llegados: los boroanos (también llamados vorogas o borogas), aliados de los realistas hermanos Pincheira.
Rosas le otorgó el rango de coronel del ejército de la Confederación Argentina y entró en alianza con él, firmando un pacto.
Calfucurá formó a partir de 1835 una confederación con base en Chillué o Chilihué en las Salinas Grandes. En 1832 Calfucurá y su hermano mayor Antonio Namuncurá (no confundir con Manuel Namuncurá, hijo de Calfucurá) eran capitanejos del cacique Toriano cuando éste fue vencido y fusilado en Tandil luego de ser derrotado por los borogas.
Posteriormente los borogas entraron en alianza con el jefe de los rankülches, Yanquetruz, por lo que Rosas alentó a Calfucurá para enfrentarlos.
Calfucurá masacró a los borogas en una reunión comercial en Masallé en 1834, muriendo mil de éstos aunque logró escapar Coliqueo. Después de matar a los caciques perdonó a los guerreros y notificó a los demás caciques de la región que por la voluntad del dios Guenechén él se había erigido en cacique general de las Pampas.
El evento demuestra que, entre los pueblos habitantes de la Pampa y Patagonia, no había unidad sino un estado de paz armada entre las tribus, que se quebraba al menor indicio de desconfianza. La venganza llevada a cabo por Calfucurá contra los borogas, provocó la Campaña de Rosas al Desierto.
En 1837 derrotó y mató al cacique mapuche boroga procedente de la Araucanía, Railef junto a 500 de sus guerreros en el lugar llamado Quentuco sobre el río Colorado, después de que éste había realizado un malón con 4.000 indígenas sobre Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe y regresaba a la Araucanía con 100.000 cabezas de ganado.
Calfucurá dominó un extenso territorio con la mayor parte de la Provincia de Buenos Aires y las de Neuquén, Río Negro, La Pampa, San Luis y el sur de Mendoza, recibiendo el apodo de Emperador de las Pampas.
Organizó un ejército de 13.000 guerreros a su mando y 150.000 súbditos. Por su control de las Salinas Grandes del Sur, tenía en su poder tanto un punto estratégico de las "rastrilladas" (rutas comerciales mapuches en las pampas) como el dominio de la sal, sustancia fundamental en esa época para la conservación de la carne.
Asistió con guerreros a Rosas en la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852, que culminó con la caída de Rosas y el ascenso del triunfante gobernador de Entre Ríos Justo José de Urquiza. Al día siguiente atacó Bahía Blanca con 5.000 guerreros. Hizo la guerra al gobierno establecido en la Argentina intermitemente a partir de la caída de Rosas.
Para congraciarse con Urquiza, Calfucurá envió en 1854 a Paraná (capital de la Confederación Argentina) a su hijo Manuel Namuncurá, quien se convirtió al catolicismo.
En busca de una alianza con Urquiza, arrasó con 5.000 guerreros la ciudad bonaerense de Azul el 13 de febrero de 1855, causando la muerte de 300 personas, llevándose 150 cautivas y 60.000 cabezas de ganado.
Organizó la Gran Confederación de las Salinas Grandes. Fue perseguido por Bartolomé Mitre, sobre el cual Calfucurá obtuvo la victoria en la Batalla de Sierra Chica (cerca de Olavarría), recibiendo desde entonces el mote de "Napoleón del desierto".
En septiembre de 1855 derrotó y mató al comandante Nicolás Otamendi junto a 125 de sus soldados en la estancia de San Antonio de Iraola y después saqueó el pueblo de Puntas de Arroyo Tapalqué. Mitre organizó el Ejército de Operaciones del Sur con 3.000 soldados y 12 piezas de artillería al mando del general Manuel Hornos. El 29 de octubre de 1855 Calfucurá derrotó a Hornos en San Jacinto, entre las sierras de San Jacinto y el arroyo Tapalqué, muriendo del lado gubernamental 18 oficiales y 250 soldados.
Luego de esta victoria las fuerzas de Calfucurá atacaron los pueblos de Cabo Corrientes, Azul, Tandil, Cruz de Guerra, Junín, Melincué, Olavarría, Alvear, Bragado y Bahía Blanca.
En marzo de 1872 tras el ataque a las tolderías de los caciques tehuelches Manuel Grande, Gervasio Chipitruz y Calfuquir por el coronel Francisco de Elías, comandante de la frontera sur con el que había firmado un acuerdo de paz en 1870, entró en 25 de Mayo y se llevó a todos los indígenas que se habían rendido al gobierno, por lo que el presidente Domingo Faustino Sarmiento ordenó atacarlo.
Calfucurá declaró formalmente la guerra a Sarmiento y saqueó la ciudades de 25 de Mayo, Alvear y 9 de julio, pero el 11 de marzo de 1872 fue derrotado en la Batalla de San Carlos de Bolívar, actualmente en el partido bonaerense de Bolívar, por el general Rivas y los guerreros de Catriel.
Calfucurá murió el 4 de junio de 1873, siendo sucedido por su hijo Manuel Namuncurá.
En 1879 durante la Conquista del Desierto, su tumba fue profanada por soldados del teniente Levalle, en venganza por los muertos argentinos en manos del cacique.
Son muchas las vidas de pobladores rurales que murieron asesinados por lanceros de Calfucura en sus reiterados ataques a las poblaciones gauchas de la pampa argentina y no pocos de los que padecieron estos ataques, enrolaron en el ejército buscando represalia. Sus restos fueron más tarde transportados al Museo de Ciencias Naturales de La Plata a fines del siglo XIX, en donde permanecieron hasta 2004 en que fueron devueltos a sus descendientes.
Su nieto Ceferino Namuncurá murió en Roma cuando estudiaba para sacerdote católico, fue elevado a los altares como beato, siendo utilizada su imagen en la actualidad, como símbolo de aculturación y unión entre las diverzas razas que pueblan la Patagonia Argentina. Aunque también debe decirse que esta beatificación muestra nuevamente el terrible poder de la iglesia, su figura es otra mas que cae ante el sometimiento, Ceferino fallece a causa del contagio de las enfermedades de la civilización. En muchas casos también se lo ve como un traidor, la de los verdaderos indígenas sometidos. Un capitulo mas se abre en la historia, la triste historia de los pueblos originarios y su exterminio bajo el nombre de aculturación.
En torno a la figura de Calfucurá se han tejido numerosas leyendas, incluso mientras estaba con vida. Se decía, por ejemplo, que tenía dos corazones o que tenía a su servicio a un witranallwe (jinete fantasmal) que le ayudaba en las batallas. Según creían sus seguidores cuando Calfucurá era niño recibió una pequeña piedra cherüwfe (meteorito) de color azul de manos de un Huecuvu (espíritu maligno), convirtiéndolo en invencible.
Fuente: autor desconocido publicada en Wikipedia.
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