Cien años atrás, una empresa comercial nacía en la Patagonia argentina. Lo hacía bajo un curioso nombre: "La Anónima". O, para decirlo más apropiadamente, "Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia".
Revisemos un poco su historia.
Hace casi 100 años, a principios de siglo, el desierto era desafiado por unos pioneros que querían engrandecer el suelo patagónico.
Fue así cómo en 1908 las empresas de José Menéndez y Mauricio Braun, se unieron dando lugar a la sociedad que comenzó con almacenes de ramos generales, estancias y una flota naviera propia.
Desde los inicios, debido a lo largo y complicado del nombre, los habitantes de la Patagonia bautizaron a la nueva empresa como La Anónima.
En 1942 abrió su capital a la oferta pública, cotizando desde entonces en la bolsa de comercio de Buenos Aires.
A mediados de la década de los sesenta, en medio de una difícil situación económica y financiera, la sociedad toma una serie de medidas tales como la liquidación de la flota naviera, la venta de campos e inmuebles y la transformación de los almacenes de ramos generales en supermercados, que ya operaban bajo el nombre de autoservicios.
En 1979, se revierte la dispersión del capital social y el paquete accionario se concentra nuevamente en la familia Braun. De esta manera, asume la actual conducción de la Sociedad y se pone en marcha una nueva estrategia orientada a obtener el liderazgo en el supermercadismo de la región Patagónica mediante una política de crecimiento, renovación tecnológica e informática y la instauración de una nueva política corporativa.
Hoy, con un siglo de actividad ininterrumpida, La Anónima es sinónimo de supermercadismo en la Patagonia y centro de la Provincia de Buenos Aires, posicionándose como la cuarta empresa del rubro en el ámbito nacional y la segunda de bandera Argentina.
Pero hemos titulado esta nota relacionando "La Anónima" con un código oculto. ¿Lo habremos descubierto nosotros? Quizá sí, quizá no. Pero vayamos al grano, o mejor dicho, al código de marras.
Escribamos la razón social totalmente con letras mayúsculas:
y comencemos a permutar las mismas, colocando primeramente NO
Revisemos un poco su historia.
Hace casi 100 años, a principios de siglo, el desierto era desafiado por unos pioneros que querían engrandecer el suelo patagónico.
Fue así cómo en 1908 las empresas de José Menéndez y Mauricio Braun, se unieron dando lugar a la sociedad que comenzó con almacenes de ramos generales, estancias y una flota naviera propia.
Desde los inicios, debido a lo largo y complicado del nombre, los habitantes de la Patagonia bautizaron a la nueva empresa como La Anónima.
En 1942 abrió su capital a la oferta pública, cotizando desde entonces en la bolsa de comercio de Buenos Aires.
A mediados de la década de los sesenta, en medio de una difícil situación económica y financiera, la sociedad toma una serie de medidas tales como la liquidación de la flota naviera, la venta de campos e inmuebles y la transformación de los almacenes de ramos generales en supermercados, que ya operaban bajo el nombre de autoservicios.
En 1979, se revierte la dispersión del capital social y el paquete accionario se concentra nuevamente en la familia Braun. De esta manera, asume la actual conducción de la Sociedad y se pone en marcha una nueva estrategia orientada a obtener el liderazgo en el supermercadismo de la región Patagónica mediante una política de crecimiento, renovación tecnológica e informática y la instauración de una nueva política corporativa.
Hoy, con un siglo de actividad ininterrumpida, La Anónima es sinónimo de supermercadismo en la Patagonia y centro de la Provincia de Buenos Aires, posicionándose como la cuarta empresa del rubro en el ámbito nacional y la segunda de bandera Argentina.
Pero hemos titulado esta nota relacionando "La Anónima" con un código oculto. ¿Lo habremos descubierto nosotros? Quizá sí, quizá no. Pero vayamos al grano, o mejor dicho, al código de marras.
Escribamos la razón social totalmente con letras mayúsculas:
L A A N O N I M A
y comencemos a permutar las mismas, colocando primeramente NO
NO
luego una de las letras A:
NO A
a continuación el artículo LA:
NO A LA
y finalmente las cuatro letras finales, NIMA, escritas invirtiendo la posición de las consonantes, es decir, como MINA:
NO A LA MINA
Redondito, ¿verdad? No falta ni sobra ninguna letra. Unos 95 años antes, el nombre de una empresa patagónica ocultaba un eslogan que se haría símbolo de una de las comarcas en las que esa sociedad actúa exitosamente.
Quizá, como ha ocurrido a los primeros esquelinos a quienes planteamos el descubrimiento, encuentres algo simbólico en el tema, algo relacionado con vaya a saber uno qué cosas. O tal vez lo tomes como una simple casualidad.
En ambos casos, podemos jugar con eso, ¿verdad?
Envianos un mail a
olgaydanielproducciones@gmail.com
con tu nombre, número de documento, y una expresión como "la anónima = no a la mina" para que en uno de estos Sábados de Radio del amigo Luis Llevilao en Radio Nacional de Esquel podamos realizar un sorteo y de allí otorgarte un regalo.
A propósito, ¿te habías dado cuenta antes de este asunto de las letras?
Un abrazo
Olga y Daniel
Quizá, como ha ocurrido a los primeros esquelinos a quienes planteamos el descubrimiento, encuentres algo simbólico en el tema, algo relacionado con vaya a saber uno qué cosas. O tal vez lo tomes como una simple casualidad.
En ambos casos, podemos jugar con eso, ¿verdad?
Envianos un mail a
olgaydanielproducciones@gmail.com
con tu nombre, número de documento, y una expresión como "la anónima = no a la mina" para que en uno de estos Sábados de Radio del amigo Luis Llevilao en Radio Nacional de Esquel podamos realizar un sorteo y de allí otorgarte un regalo.
A propósito, ¿te habías dado cuenta antes de este asunto de las letras?
Un abrazo
Olga y Daniel
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