Moisés es el primero en golpear. Toma el palo, se prepara y ¡paff!. La bola termina en el agua. Pero, volviéndose a sus compañeros, Moisés les dice:
-'No pasa nada'.
-'No pasa nada'.
En efecto, clava el palo en el suelo y las aguas se separan, tras lo cual le pega de nuevo a la bola, que termina en el hoyo.
Llega el turno de Jesucristo. Toma el palo, se prepara y ¡paff!. La bola termina también en el agua.
Llega el turno de Jesucristo. Toma el palo, se prepara y ¡paff!. La bola termina también en el agua.
-'No se preocupen', dice Jesús a sus compañeros de juego.
Y ni corto ni perezoso se dirige al estanque, empieza a caminar sobre el agua, llega donde está la bola flotando, le pega de nuevo y... al hoyo.
Por fin, le toca le turno al anciano, que toma el palo, se prepara y ¡paff!. La bola va directa hacia el agua, pero, justo antes de llegar, sale un pez y se come la bola. Antes de que el pez caiga de nuevo al agua, aparece una gaviota que se come al pez. Tras un corto vuelo, a la gaviota le cae un rayo, que la fulmina en el suelo, con lo que abre el pico, sale la bola y se mete en el hoyo.
Entonces Jesucristo se vuelve al anciano y le dice:
Por fin, le toca le turno al anciano, que toma el palo, se prepara y ¡paff!. La bola va directa hacia el agua, pero, justo antes de llegar, sale un pez y se come la bola. Antes de que el pez caiga de nuevo al agua, aparece una gaviota que se come al pez. Tras un corto vuelo, a la gaviota le cae un rayo, que la fulmina en el suelo, con lo que abre el pico, sale la bola y se mete en el hoyo.
Entonces Jesucristo se vuelve al anciano y le dice:
-' Mirá, papá, si empezás con tus milagros complicados, yo no juego'.
(Enviado por Paco desde Madrid)
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