Me he atrevido, lector, a darte algunas recetas para que te vaya bien. Espero que te sean de alguna utilidad. Comienza la mañana pensando que hoy puede ser un magnífico día. De hecho, todos los días son buenos, mas suele ocurrir que con nuestra actitud pesimista y retraída, nuestra falta de confianza en Dios, truncamos la gracia que nos aguarda a la vuelta de la esquina.
No te afanes por el ayer. Si alguien te hirió moral o económicamente, si algún ser de mente enfermiza y personalidad deformada puso en tela de juicio tu reputación, por ejemplo, debes saber que aquel daño tramado contra ti caerá como un relámpago sobre su cabeza.
Quédate siempre en paz porque nuestro Creador toma apunte minucioso de las aflicciones que los hacedores de maldad traen hasta el umbral de la puerta de tu hogar.
Para que te vaya mejor todavía, anda en buenos términos (hasta donde te sea posible) con todas las personas que conoces.
Puedes llevarte bien aún con quienes te envidian, pues el amor que vaya generando tu corazón hacia los otros armonizará tu existencia y pondrá en un plano superior tu salud. Verás que las enfermedades no podrán contra ti; parece poesía sobre álgebra, pero la cosa funciona así.
Baila al compás de la naturaleza. Amaneciendo nublado el cielo que tu semblante se ilumine igual. Si el día aparece definido por la luz solar, tiende tu espíritu, como una ropa sobre el tendedero de tu patio, a los ojos de Dios.
Tiempo atrás yo obraba con rebeldía. Mi humor, como el viento, era inestable. Me enojaba grandemente contra quienes se levantaban contra mí. Pobre Delfina, pues cultivaba mi ignorancia del mundo y de las revelaciones, atizando rencores que me costaban insomnios y jaquecas. Aprendí a fuerza de muchos tropezones que el odio es una ley de condenación propia.
Nadie nace sabiendo. Es la vida, son las situaciones de diversas e inesperadas temperaturas las que van bajando en nuestro carácter una actitud más cauta, prudente y conciliatoria ante el prójimo.
Penita me dan aquellas personas que llegadas a una edad madura no aprenden de sus errores y reinciden tercamente en conductas necias. No debería ser así. Sin embargo acontece que algunos individuos, cuanto más viejos se vuelven, más insisten en una actitud provocativa y caprichosa.
Para que te vaya bien ahorra, pero ayuda a tu prójimo que sufre apremios económicos y ve en ti una puerta que le conducirá a otras puertas.
Ten siempre en cuenta que los pasos correctos que des, son de una u otra manera, el camino que dejarás en tu paso por el mundo. De ti depende (¿te has dado cuenta?) que seas un referente sano para la sociedad cuyo hígado va siendo picoteado por la violencia.
Cultiva el buen humor día tras día pues vale una masa de oro su influencia saludable en el organismo. ¿Sabías que la risa es un remedio gratuito y trae tranquilidad a nuestro ánimo y nos quita de encima el estrés acumulado, muchas veces, durante las jornadas laborales?
No andes en negocios turbios pues ellos serán ventilados, tarde o temprano. No mientas a los demás, y, sobre todo, no te mientas a ti mismo. Pregúntate tú mismo.
No te embarques en decisiones precipitadas. Rumbo y prudencia hacen un perfecto maridaje.
Busca la compañía de los humildes y los alegres. No caigas en la verborrea. Para que te vaya bien, no hagas el mal.
Delfina Acosta
Asunción del Paraguay
ABC Color
7 de Noviembre de 2011
Esquel te enamora, se incorpora a tu piel como los abrojos mismos.
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