Niña con nombre de flor,
con ojos color de cielo,
en el nido de tu pelo
está anidando un amor.
Bríndale tú las caricias
de tus manecitas tiernas,
las ternuras de tu boca
que con tanta emoción besa.
Abrígalo con el manto
dorado de tu pureza,
báñalo con suave llanto,
embriágalo de tibieza.
Cuídalo muy bien cuidado,
porque una mañana de éstas
quizá lo venga a buscar
para tenerlo a mi vera.
Y con tu nombre de flor,
y con tus ojos de cielo,
en el nido de tu pelo
tal vez quedemos los dos.
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Daniel Aníbal Galatro
Escrito en Berisso
por 1963 ó 1964
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