"Es la democracia, estúpido", hubiera dicho alguien copiando una expresión dicha por Clinton, creo recordar, respecto de la economía. Es que Esquel tiene, guste o no a algunos, tres poderes de gobierno: el ejecutivo (intendente municipal), el legislativo (concejo deliberante) y el judicial (tribunales).
Y la interrelación entre esos poderes permitió recurrir al ejecutivo para solicitar la cancelación de la habilitación comercial a la empresa Minas Argentinas S.A. que oportunamente le fuera otorgada.
Ante la indicación del intendente Rafael Williams de no poder dar marcha atrás en esa decisión sin una indicación expresa del poder legislativo, el Honorable Concejo Deliberante dictó hoy, jueves 22 de noviembre de 2012, la ordenanza correspondiente.
El paso siguiente será el miércoles 28 en horas de la mañana, cuando el intendente deberá honrar el compromiso firmado días atrás y proceder, si no lo hizo antes de ese día, a cancelar la habilitación antes otorgada.
Así la fría información que, salvo error u omisión, interpreta lo ocurrido y lo que vendrá. Pero para el corazón caliente de los esquelenses que desde hace exactamente 10 años manifiestan con marchas y otras acciones su voluntad de cuidar el aire, el agua y el suelo de la comarca contra toda forma de agresión, todo esto es mucho más que eso.
Y permítanme ser absolutamente subjetivo en este tema, porque no puedo ser objetivo brindando datos técnicos que justifican plenamente esta decisión de la gente y de sus representantes legislativos locales. Necesito expresar sensaciones que me nacieron, en algo, o que me transmitieron mis vecinos agolpados ante las puertas del concejo.
Cuando ingresé por unos momentos a la sala de reuniones me pareció estar ante algo así como el Cabildo en aquel 25 de mayo en que tuvimos el primer gobierno patrio. Estaba observando con emoción cómo se escribía una página en la historia local. Y yo era testigo presencial.
El pueblo, como siempre, "quería saber de qué se trataba". Aunque teníamos precisiones acerca de cuál sería el resultado de este paso fundamental para la concreción de nuestro reclamo, queríamos escucharlo directamente de boca de nuestros luchadores incansables, algunos de los cuales lloriqueaban de emoción ante esta victoria tan importante. Y yo también lloriqueaba, y agradecía al destino que hace cinco años me diera la oportunidad de sumarme humildemente a esta "patriada" que aún no ha terminado pero que permite una sonrisa esperanzada con nuevos fundamentos para sostenerla.
Nuestros representantes en el Concejo, elegidos democráticamente por nosotros, estaban poniendo en negro sobre blanco las palabras de un documento importante, pero que nunca podrá reflejar plenamente las horas de reuniones, de marchas, de asambleas, de discusiones, de enojos, de satisfacciones. Porque este tema nos tocaba muy íntimamente. Ganamos hoy una batalla, lo que nos alienta para intentar ganar la guerra. ¿Cuál guerra? Una que en realidad nunca tendrá un punto final porque hay una ciudad por proteger, una comarca por proteger, una provincia por proteger, un país por proteger, un continente por proteger, un planeta por proteger. Y esta batalla ganada de hoy, y las batallas ganadas y perdidas que la seguirán, nos comprometen a mantenernos en acción, sumándonos a tantos otros que vienen luchando por las mismas causas.
La pasada Asamblea nos había pedido que estuviésemos aquí hoy, y estuvimos. Y nos recuerda que el próximo paso será estar presentes en el Municipio cuando el señor intendente demuestre su esencia esquelense cumpliendo con su compromiso con el pueblo. Porque se necesita la mesa coordinadora que estudiará la creación de nuevas fuentes de trabajo no mineras que esta Comarca tiene el enorme potencial de generar, más cuando desde el gobierno y desde el pueblo se suman ideas para lograrlo.
Los vecinos de Esquel recibiremos un premio nacional dentro de pocos días. Un reconocimiento de muchos otros a esta gesta que venimos desarrollando unidos, con fe, con fuerza, con persistencia, con decisión. Y me enorgullece poder usar el "nosotros" porque muchos convecinos me lo han permitido.
Al volver a casa con las imágenes en mi cámara y en mi mente, Olga me preguntó qué había pasado, asustada por ciertas intimidaciones que le habían llegado vía internet. Le pude responder "todo bien" porque, realmente, siento en el corazón que sí, que estuvo todo bien. Muy bien. Y ese corazón me asegura que intentará mantenerme vivo para que pueda ver que, muy pronto, todo estará aún mejor.
Cuatro palabras para sellar la nota. Las cuatro palabras que pueden verse a lo largo y a lo ancho de Esquel en las veredas, en las paredes, en las ventanas, en todas partes, y que sintetizan la causa y la consecuencia de todo este movimiento ciudadano. Sólo cuatro palabras: NO A LA MINA.
Simple y bello, como todo lo trascendente.
Daniel Aníbal Galatro
DNI 5.331.274
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