La producción de literatura infantil y juvenil es hoy en día más extensa que nunca. En este contexto, se requiere cada vez más la intervención del adulto como mediador con el joven lector ya que "no todo lo que se publica tiene la calidad literaria mínima que debería ser exigible".
El lector no nace, se hace. ¿Qué factores intervienen en este proceso?
Los más importantes son todos los que ocurren en el ámbito de la familia y en el entorno de la escuela. Los procesos educativos y formativos y las actitudes de los padres hacia la lectura son fundamentales en la creación y desarrollo de hábitos lectores estables en los niños.
¿Sobre quién recae la mayor responsabilidad al crear lectores?
En principio, sobre los familiares más cercanos (padre y madre) y, después, sobre los docentes, que tienen la responsabilidad educativa en las primeras edades. Sin embargo, hay que resaltar que, hoy en día, la escuela es el lugar donde la tarea de crear lectores se ejerce de manera más sólida. Las instituciones no deben dejar que los centros tengan la exclusiva, es necesario que pongan los medios para que las familias trabajen también en la creación de lectores en las debidas condiciones.
Mediadores de lectura: ¿Por qué es necesaria esta figura?
Es una figura esencial para fomentar el hábito de lectura entre los más pequeños, puesto que en las edades tempranas es cuando se hacen los lectores y los "no lectores". En las primeras etapas las personas necesitamos de la labor intermediadora de un adulto, que sirve de enlace entre el lector y los libros. El mediador sabe elegir la obra más adecuada a las capacidades del niño y sabe cuál es el mejor momento en el que se puede leer, entre otros aspectos.
¿Qué requisitos debe cumplir un buen mediador?
Ante todo, debe ser un buen lector que sepa compartir y transmitir el entusiasmo por la lectura. Debe adquirir un compromiso con su tarea y aportar creatividad y una mínima preparación literaria, psicológica y didáctica.
¿Lo que funciona con unos funciona con todos o hay que adaptarse al perfil de cada lector?
No siempre lo que funciona con unas personas funciona con otras. No es que haya que adaptarse, sino que hay que conocer el contexto de cada lector o de cada futuro lector, así como sus capacidades y destrezas.
¿Qué criterios se deben seguir para que la selección de un libro sea efectiva?
La selección es esencial para crear el hábito de lectura en las primeras edades. Por encima de todo, debe primar la calidad literaria de la obra y la adecuación a la edad del niño. No es lo mismo elegir un libro para un lector de 6 años que para otro de 10.
¿Cuáles cree que son las experiencias desmotivadoras que pueden llevar a que un niño o joven no sienta afición por la lectura?
Leer por obligación, que la lectura sea un castigo, que las primeras lecturas no le gusten o que las historias no empaticen con sus gustos o motivaciones son algunas de las experiencias que pueden desfavorecer la creación del hábito lector en los más pequeños.
¿Está demasiado instrumentalizada la lectura en la escuela?
Desgraciadamente, sí, en demasiadas ocasiones. Hay que lograr una convivencia adecuada entre la lectura obligada y la voluntaria para que no se cree rechazo y sí atracción por la literatura. Esto se consigue con buenos y sólidos programas extraescolares de promoción y animación lectoras y con la implicación de todas las partes: padres, maestros, medios de comunicación, instituciones, etc.
El contexto familiar es muy importante para fomentar la lectura en los niños. ¿Que alternativas hay para quienes no acompañe este entorno?
Las bibliotecas públicas son una buena opción para estos perfiles. Por fortuna, cada vez trabajan más y mejor en el campo de la promoción y fomento de la lectura.
De una entrevista realizada para Eroski Consumer a
Pedro Cerillo, catedrático de Didáctica de la Literatura de la Universidad de Castilla-La Mancha y académico de número de la Real Academia Conquense de Artes y Letras,
por MARTA VÁZQUEZ-REINA
Fecha de publicación: 13 de abril de 2011
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