Pincén
Roca se aprestó a poner en marcha su propio plan y así dar fin a la Guerra de la Frontera. Había sido jefe recientemente y conocía por experiencia propia los territorios del sur, el clima, la posición de las tolderías y la calidad de sus ocupantes, su modo de combatir y el valor de sus ambiciones.
El fin de la conquista no era sólo la urgencia por los continuos ataques de los indígenas, sino también por la disputa que se había planteado con Chile a raíz de la soberanía de la Patagonia. Roca estaba resuelto a terminar con los malones y a afirmar la Soberanía Nacional en las tierras del sur.
Mediante terminantes directivas puso su plan en marcha. La primera fase era la Conquista del “Desierto”. Pero, el General Roca no concibió una guerra con objetivos defensivos como lo había hecho Alsina, sino una campaña ofensiva, continua y sistemática. La consideraba posible porque en ese momento disponía de 6.000 soldados veteranos, con armamentos modernos, mientras que los diversos grupos indígenas habían sido castigados duramente en las recientes campañas.
Roca le propuso al presidente Avellaneda una ofensiva general que partiría de la llamada zanja de Alsina. Se proponía desplazar los pueblos nativos hasta la línea del Río Negro y su prolongación aguas arriba por el Río Neuquén, conteniendolos allí.
A partir de julio de 1878, cada comandante de frontera recibió la orden de pasar a la ofensiva en territorio indígena con columnas ligeras, que debían efectuar prolijos reconocimientos del territorio y atacar a los pampas en sus toldos y guaridas. Ésta fue la campaña de limpieza que debió facilitar el posterior avance del Ejército hasta la línea del Río Negro. Mientras se preparaba la campaña general continuarían las expediciones de menor alcance que había iniciado su antecesor contra las tolderías para no dejar en paz a sus habitantes y privarlos de su ganado.
La frontera representaba una pérdida continua de vidas y un alto costo financiero que gravitaba sobre todo el país. Se dio orden de suspender la excavación de la zanja de Alsina, que había alcanzado 374 Km. de extensión. Se ampliaron las líneas telegráficas, las tropas se prepararon para una guerra de gran movilidad. También se eliminó la artillería, se libró a la tropa de corazas y se acumuló gran cantidad de ganado para uso militar, se prepararon equinos, abastecimientos, servicios, etc. Se intentó el sometimiento pacífico de los caciques ofreciéndoles tierras, animales y útiles de trabajo, pero estas gestiones fracasaron.
En las operaciones preliminares de la Campaña del “Desierto” murieron o fueron capturados varios caciques principales como Pincén y Epumer. Desde Julio de 1878 a enero de 1879 se realizaron 26 operaciones de gran magnitud contra los pampas. En dichas operaciones la profundidad de avance variaba de 100 hasta 500 Km. de la línea de fronteras.
Hacia el mes de Julio de 1879, los indígenas habían dejado de ser un desafío. En seis meses las tropas nacionales se apropiaron de 20.000 leguas de tierra virgen y el poderío aborigen declinó.
Los pocos que sobrevivieron, iniciaron una etapa nada feliz: la marginación. Y con ella comenzó no sólo su desaparición física, sino también su desaparición cultural y la explotación de familias enteras por generaciones.
Fuentes Consultadas:
Historia Argentina Viscontea Fascículo Capítulo 18 La Conquista del Desierto
Historia Argentina y El Mundo Contemporáneo Editorial AIQUE -
La Nación Argentina Historia 3 Editorial Kapelusz
Profesora de Historia: Adriana Beresvil
El fin de la conquista no era sólo la urgencia por los continuos ataques de los indígenas, sino también por la disputa que se había planteado con Chile a raíz de la soberanía de la Patagonia. Roca estaba resuelto a terminar con los malones y a afirmar la Soberanía Nacional en las tierras del sur.
Mediante terminantes directivas puso su plan en marcha. La primera fase era la Conquista del “Desierto”. Pero, el General Roca no concibió una guerra con objetivos defensivos como lo había hecho Alsina, sino una campaña ofensiva, continua y sistemática. La consideraba posible porque en ese momento disponía de 6.000 soldados veteranos, con armamentos modernos, mientras que los diversos grupos indígenas habían sido castigados duramente en las recientes campañas.
Roca le propuso al presidente Avellaneda una ofensiva general que partiría de la llamada zanja de Alsina. Se proponía desplazar los pueblos nativos hasta la línea del Río Negro y su prolongación aguas arriba por el Río Neuquén, conteniendolos allí.
A partir de julio de 1878, cada comandante de frontera recibió la orden de pasar a la ofensiva en territorio indígena con columnas ligeras, que debían efectuar prolijos reconocimientos del territorio y atacar a los pampas en sus toldos y guaridas. Ésta fue la campaña de limpieza que debió facilitar el posterior avance del Ejército hasta la línea del Río Negro. Mientras se preparaba la campaña general continuarían las expediciones de menor alcance que había iniciado su antecesor contra las tolderías para no dejar en paz a sus habitantes y privarlos de su ganado.
La frontera representaba una pérdida continua de vidas y un alto costo financiero que gravitaba sobre todo el país. Se dio orden de suspender la excavación de la zanja de Alsina, que había alcanzado 374 Km. de extensión. Se ampliaron las líneas telegráficas, las tropas se prepararon para una guerra de gran movilidad. También se eliminó la artillería, se libró a la tropa de corazas y se acumuló gran cantidad de ganado para uso militar, se prepararon equinos, abastecimientos, servicios, etc. Se intentó el sometimiento pacífico de los caciques ofreciéndoles tierras, animales y útiles de trabajo, pero estas gestiones fracasaron.
En las operaciones preliminares de la Campaña del “Desierto” murieron o fueron capturados varios caciques principales como Pincén y Epumer. Desde Julio de 1878 a enero de 1879 se realizaron 26 operaciones de gran magnitud contra los pampas. En dichas operaciones la profundidad de avance variaba de 100 hasta 500 Km. de la línea de fronteras.
Hacia el mes de Julio de 1879, los indígenas habían dejado de ser un desafío. En seis meses las tropas nacionales se apropiaron de 20.000 leguas de tierra virgen y el poderío aborigen declinó.
Los pocos que sobrevivieron, iniciaron una etapa nada feliz: la marginación. Y con ella comenzó no sólo su desaparición física, sino también su desaparición cultural y la explotación de familias enteras por generaciones.
Fuentes Consultadas:
Historia Argentina Viscontea Fascículo Capítulo 18 La Conquista del Desierto
Historia Argentina y El Mundo Contemporáneo Editorial AIQUE -
La Nación Argentina Historia 3 Editorial Kapelusz
Profesora de Historia: Adriana Beresvil
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Este trabajo ha sido reproducido del que aparece en:
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