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Esquel y vos :De Daniel Galatro

El Cañadón de los Bandidos, Butch Cassidy, Lloyd Ap Iwan y demás

Durante varios años, al Cañadón de los Bandidos, que en el oeste del Chubut se avista desde Esquel, y por donde trepa el camino que lleva al centro de esquí La Hoya, se lo ha difundido bautizándolo con un episodio referido al legendario bandido norteamericano, personaje del que muchos han echado mano como recurso para promocionar una zona o vender sus libros. Ya había sucedido con Asensio Abeijón, que en sus Memorias de un carrero patagónico adjudicó equivocadamente a Butch Cassidy y Sundance Kid un intento de asalto a Comodoro Rivadavia, episodio suficientemente aclarado en su época.
Butch nunca estuvo en Comodoro y mucho menos en el episodio del Cañadón de los Bandidos, acaecido luego del desdichado asalto a la Cooperativa de Arroyo Pescado, cuando su gerente, Lloyd Ap Iwan, fue asesinado por otros bandidos norteamericanos. Butch y Sundance ya habían caído muertos en San Vicente, Bolivia.
Los asesinos de Ap Iwan se escondieron en el mencionado cañadón, pero eran Bob Evans y William Wilson, secundados por Mansel Gibbon, un hijo de galeses que se hacía llamar Cameron Jack. Con un par de prismáticos los descubrió el peón chileno Francisco Albornoz, cuyo testimonio registró la Policía Fronteriza del Chubut, el 2 de octubre de 1911. Avisó al comisario de Esquel, Francisco Dreyer, al que acompañaron Albornoz, Fortunato Fernández y otros tres vecinos, Fernández resultó herido de bala en las dos piernas. Evans y Wilson fueron abatidos más tarde en lo que dio en llamarse "la batalla de Río Pico".
Este suceso había conmovido al mundillo político y gubernamental de Buenos Aires que derivó en la creación de la Policía Fronteriza del Chubut, al mando del austríaco mayor Mateo Gebhard. Fue un jefe colérico acorde con un batallón indisciplinado que generó polémicas y provocó muchos más problemas que los que sofocó. 
UN POQUITO DE HISTORIA:
Remontándonos a la fecha del 9 de diciembre de 1911, una patrulla comandada por el Subteniente Blanco y el Sub Comisario Eufemio Palleres, guiada por el poblador Juan Hollesen, apodado "el Austria", encuentra a Wilson y Evans acampando cerca de un arroyito que corría por un cañadón cubierto de espesa arboleda, al noroeste del Lago No 1 en Río Pico.   

EL TIROTEO:

"A distancia de veinticinco metros -narra Blanco en su informe- partió el fuego del campamento con winchester, hecho por Roberto Evans y William Wilson, quienes escondidos entre los árboles aprovechaban su posición para hacer blanco en el personal de la comisión. Luego de herir de muerte al soldado Urbano  Montenegro, Evans, al no tener tiempo para recargar su winchester y no obstante estar herido, continua disparando con una pistola Máuser calibre 45, alcanzando a herir al soldado Pedro Pena, pero a su vez cae abatido por el soldado Cándido Ríos. "Entretanto William Wilson -continua Blanco- aprovechó la ventaja que le proporcionaba lo escabroso del terreno y la espesura del bosque para huir (...)". También herido en su mano izquierda, Wilson cambia su winchester por una Colt 45 para huir mas rápido, pero es alcanzado por el soldado Pedro Rojas "quien le hizo un disparo de a caballo que erró, y al aproximarse al bandido echó pie a tierra, en el momento que aquél levantó el revólver para hacer fuego, disparándole primero el soldado Rojas, cayendo Wilson en el hecho atravesado por dos balas".



TUMBA DE WILSON Y EVANS:

Los cuerpos de los bandidos fueron transportados en carro hasta la estancia del alemán Eduardo Hahn,  primer colono de Río Pico, siendo sepultados cerca de la casa y almacén que este poseía, y al cual solían concurrir los bandoleros, sitio donde aun hoy se yergue una cruz de hierro con los nombres de Wilson y Evans. Juan Vidal y Mansel Gibbon habrían huido a Chile y cambiado de nombre.

Según Bruce Chatwin, sugiriendo que los bandoleros muertos en Río Pico eran Butch Cassidy y Sundance Kid, el soldado Pedro Pena, sobreviviente del tiroteo, habría afirmado en una entrevista realizada en 1970 en Rawson (a la edad de 104 años), que sobre los cuerpos de los bandoleros se hallaron dos relojes de oro y la foto de "una mujer hermosísima".

En el acta que se levanta, varios testigos reconocen los cuerpos de los muertos como los de Wilson y Evans; en la misma figuran, además, las armas secuestradas y otros objetos, incluyendo una libreta de anotaciones con la letra del tango La Morocha y los dos relojes, pero nada se dice de la mítica foto
Fuentes: Diario La Nación, Marcelo Gavirati, Guía Patagonia y otras.

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